La Ley 18/2007 establece la obligatoriedad de contar con este documento para dar de alta servicios básicos, así como para vender o alquilar un inmueble
Pensar en un hogar es imaginar ciertos mínimos en lo que a salubridad, superficie o seguridad se refiere. Las propias administraciones exigen estos mínimos para poder ratificar lo que se conoce como cédula de habitabilidad, que no es otra cosa que un documento administrativo que avala el cumplimiento de ciertos requisitos básicos para que una vivienda pueda ser habitada.
Toda cédula de habitabilidad aborda cuestiones como la superficie útil mínima de la vivienda y las distintas habitaciones, así como la altura libre, huecos y equipamientos tales como sanitarios, cocina, agua caliente… Por lo general no suelen ser requisitos demasiados exigentes por lo que la mayoría de las viviendas cumplen los mínimos para obtener su cédula de habitabilidad.
Qué es la cédula de habitabilidad
La cédula de habitabilidad es el documento que avala que una vivienda reúne las condiciones mínimas de salubridad, higiene y seguridad. Pero tener claro qué es la cédula de habitabilidad no sólo es importante para tener la certeza de que podemos vivir en esa casa. El documento también es necesario para otras cuestiones tales como dar de alta servicios básicos como la luz, el agua o el gas. También será necesario para poder vender o alquilar un inmueble.
Los modelos, eso sí, pueden variar según las comunidades autónomas. Pero con independencia de si solicitamos la cédula de habitabilidad en Córdoba o en Pontevedra, por ejemplo, todos han de incluir como información básica:
- Dirección y ubicación de la vivienda.
- Superficie útil.
- Habitaciones y espacios que conforman el inmueble.
- Umbral máximo de ocupación.
- Identificación del profesional habilitado y responsable de la certificación.
Una duda recurrente es si resulta o no obligatorio contar siempre con cédula de habitabilidad. La respuesta la encontramos en la Ley 18/2007 en virtud de la cual este documento es exigible siempre que vayamos a dar de alta servicios básicos, o en caso de que el inmueble sea objeto de una operación de compraventa o alquiler. En ciertos casos, eso sí, es posible realizar algunos de estos trámites contando únicamente con una licencia de primera ocupación.
● Cédula de habitabilidad: una herramienta clave
La cédula de habitabilidad está regulada por las comunidades autónomas. Sin embargo, algunas han derogado total o parcialmente su tramitación (como Aragón o Castilla La Mancha) o, sencillamente, le han otorgado otra denominación. Con todo, tanto en aquellas comunidades autónomas donde no se requiere cédula de habitabilidad como en las que sigue estando vigente, también se exige licencia de primera ocupación o segunda ocupación que, en la práctica son documentos similares a la propia cédula de habitabilidad.
Si bien es cierto que unos u otros documentos son necesarios para operaciones de compraventa, hay excepciones. Cuando el objetivo final de la compra sea reformar o derribar la vivienda, cuando el uso del inmueble vaya a ser distinto al de vivienda o, sencillamente, si la tramitación va a realizarse posteriormente por una causa justificada, será posible no entregar la cédula de habitabilidad en el momento de la operación.
Tampoco es obligatoria a la hora de pedir una hipoteca, aunque si la vivienda en cuestión no dispone de este aval, lo más probable es que la concesión de la misma se complique. De hecho, si no existe cédula de habitabilidad, la entidad puede no considerar el inmueble como una vivienda y, en consecuencia, ofrecer un préstamo por otro tipo de concepto que, por lo general será menor.
¿Cómo solicitar la cédula de habitabilidad?
El procedimiento para solicitar la cédula de habitabilidad es sencillo. Basta con solicitar el documento a un profesional cualificado para emitirlo y presentarlo en la administración correspondiente. No obstante, es interesante saber que, en función de la antigüedad podemos distinguir entre:
- Cédula de primera ocupación: Para viviendas de nueva construcción.
- Cédula de segunda ocupación: Es la renovación de la anterior por lo que se expide para viviendas que ya existen cuya cédula de habitabilidad ya no está vigente (caducan a los 15 años).
- Cédula de primera ocupación de rehabilitación: Se solicita en aquellas viviendas que han sido sometidas a proyectos de rehabilitación.
¿Cuánto cuesta una cédula de habitabilidad?
No hay una respuesta única a la cuestión de cuánto cuesta una cédula de habitabilidad. El precio final dependerá de los honorarios del profesional responsable de la misma pero también de las tasas de cada ayuntamiento que, en este caso, será el que a través de sus técnicos municipales ratifique el documento.
Lo normal es que la tramitación no lleve más de un mes, aunque en ocasiones, se admite como válido para ciertas gestiones la presentación de un justificante sellado en el que se indique que ha sido solicitada la cédula de habitabilidad. Siempre que esté vigente no será necesario tramitarlo y en caso de necesitar un duplicado, bastará con solicitarlo en la administración correspondiente.